UN ADIÓS A GABO

Acabada ya la Semana Santa, con todo lo que conlleva, tengo que hacer aquí un recordatorio a la muerte del Nobel de Literatura Colombiano Gabriel García Márquez (1927-2014).

Son muchos los que consideran que su mejor obra es 100 AÑOS DE SOLEDAD; él, sin embargo, decía que la obra de más valía era EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA; y yo, para recordarle, voy a citar el comienzo de otro de sus libros, CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA

 

El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato. «La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros», me dijo.